miércoles, 16 de abril de 2014

¿Qué hacer frente a las inundaciones?


Roberto Gómez Navarrete.
Nuevamente la presencia de las inundaciones en varias zonas del país reflejan los errores así como la ausencia de interés en la conservación y acrecentamiento de los ecosistemas. Nuestro capital natural se ve rebasado por la inconciencia ambiental, la misma que ha relegado al olvido tanto a las instancias gubernamentales como a sus planes y programas formulados, mas no aplicados; Aunado a otro factor de la depredación natural que es el desinterés e indiferencia de la sociedad civil por defender lo que le pertenece.



Sin embargo, frente a los desastres naturales (previsibles y por tanto evitables) nadie aprende de los errores. Ahora sólo existen las lamentaciones, las cuales se hacen más marcadas en las poblaciones más vulnerables; donde existe la marginación y la miseria. Y precisamente el drama lo viven centenares de personas, víctimas del desastre, que son las más pobres, los que seguirán sufriendo los embates naturales, si éstos no tienen corrección posible.
Se afirma que los huracanes con sus lluvias copiosas tienen que ver con el calentamiento global, así como con las sequías; ambos fenómenos naturales seguirán presentándose en forma cíclica. Sin embargo, en ambos casos no bastaran las ayudas a los desamparados, se requieren acciones más importantes como es el cuidado de los ecosistemas, principalmente de los bosques. Se ha visto que en todas las regiones del país los bosques y selvas han sido sometidos a presiones y agresiones antropogénicas múltiples, que comprometen los servicios ambientales que prestan. Los bosques se ha dicho, amortiguan el golpe de las lluvias y logran el beneficio de que el agua pluvial se filtre a los lechos profundos. Si no existen árboles el suelo se humedece y se presentan los deslaves, los mismos que hoy se han convertido en tragedias como en La Pintada en Atoyac de Álvarez; Tecpan, en San Miguel Amoltepec y otros pueblos de Guerrero, Oaxaca, Tamaulipas y Veracruz, Jalisco, Puebla e Hidalgo.
Los causales de los desastres forestales ambientales son diversos. En primer lugar, la deforestación masiva, sea en forma de tala ilegal o bien la permitida bajo el concepto de los aprovechamientos forestales; donde priva la conveniencia, el soborno y la corrupción. En segundo lugar, los programas de recuperación centrados en reforestaciones sin imaginación ni visión ambientalista. Donde sólo hay simulación y protagonismo político, la prueba es que los millones de árboles “sembrados” cada año en los Estados del país, aún  no logran revertir el deterioro causado por las deforestaciones indetenibles.
 Hoy causa sorpresa que los asentamientos humanos ubicados en humedales, en zonas con pendientes, en las laderas de los cerros fueran los más afectados. De la pobreza sepultada se culpa principalmente a las autoridades de todos los niveles que en un afán de proselitismo político o bien por soborno y corrupción permitieron fraccionamientos en zonas de riesgo, olvidando las consecuencias fatales observadas hoy en día.
 Según el Diagnóstico Nacional de Asentamientos Humanos ante el riesgo de desastres de origen natural (Sedesol, 2010) noventa millones de habitantes en México viven actualmente en zonas de riesgo, frente a diversos fenómenos de origen natural. Además cada año, más de doscientas cincuenta familias llegan a ocupar espacios habitacionales ubicadas en zonas de riesgo: al pie montañas, a la orilla de ríos, barrancas o en zona de humedales.
 La pregunta subsiste: ¿Quién aprueba los asentamientos en zonas de riesgo? Asentamientos que ante los fenómenos naturales se convierten en tragedias. En el estado de Guerrero y especialmente en Acapulco, se menciona a cuatro expresidentes municipales, al presidente actual y a dos exgobernadores, los cuales ofrecieron el aval sin importar los riesgos ambientales. Son algunos de los responsables de la crisis ambiental agudizada.
 Tras la magnitud del desastre provocado por las lluvias en diversas zonas del país, debe quedar la enseñanza sobre los temas ambientales, cultura ambiental que para muchos servidores públicos es desconocida. Temas que deben ser considerados como de seguridad nacional, que deben impulsar programas de rescate, conservación y prevención apoyados por los tres niveles de gobierno. En especial que se retome la sustentabilidad de los ecosistemas con carácter urgente. No esperar  a que se presenten más desgracias por los olvidos, la corrupción y desprecio o subvaloración de las contingencias ambientales.
La lucha en contra de los fenómenos meteorológicos en el futuro, deberá concentrarse en la prevención, mediante la evaluación constante de los impactos ambientales así como la forma de revertir el deterioro ecológico que nos lleva muchos años por delante.



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