Luz María Gómez Ordoñez.
A dos años del decreto que degradó el Parque Nacional Nevado de Toluca a simple área de Protección de Flora y Fauna, es urgente que las autoridades correspondientes infomen a la ciudadanía que han hecho en estos dos años. Así como que den cabida a las opiniones de especialistas imparciales, ambientalistas y sociedad civil en general, para integrar el Plan de Manejo de esta importante área natural. No hacerlo equivaldrá a seguir actuando unilateral y arbitrariamente sin tener el consenso social que cualquier política pública debe tener.
Dentro del Valle de Toluca el mayor exponente de biomasa forestal lo constituye el área del Nevado de Toluca, los ecosistemas que lo identifican permiten una provisión de recursos naturales vitales como son el agua, el suelo y el aire.
Sus efectos gratificantes son compartidos tanto en el área neoártica (Valle de Toluca) como en el área neotropical (la parte cálida que colinda con el estado de Guerrero). Las condiciones geográficas, edafológicas que se señalan parcialmente en el documento garantizan el aporte del vital líquido al Valle de Toluca, y hacia el sur corresponde con los afluentes que llegan hasta el estado de Guerrero.
Por otro lado la ubicación del Nevado es estratégica al ubicarse en la zona centro del país. El área de influencia de la megalópolis integrada por la Zona metropolitana de la Ciudad de México, los municipios del Estado de México, de Querétaro, Hidalgo y Morelos.
Una megalopolis que ya a finales del siglo XX se definía como de alto riesgo, por la concentración -en aumento- de población que demanda recursos para vivir, el principal el agua, el aire puro, el suelo, que son condiciones esenciales para la biodiversidad de la región.
En la década de 1950 se planteó la estrategia de desarrollo basada en la industrialización, lo que motivo que el área rural, los campos de cultivo dieran paso a la instalación de asentamientos industriales, habitacionales de todo tipo, configurando un esquema de crecimiento anárquico donde la rentabilidad a corto plazo ha sido una de sus directrices. Sin importarles la extinción de recursos naturales, de ecosistemas, de biodiversidad. Un caso paradigmático relativo a los recursos hídricos es la extinción de la cuenca del río Lerma.
Con la recategorización del Nevado de Toluca la degradación de este macizo forestal es inminente, las autoridades sin criterios ambientales suficientes delinean en el “Borrador de manejo del APFF del Nevado de Toluca. De nada sirve que detallen las riquezas o probables riquezas naturales del área si cuando llegan al apartado de zonificación y subzonificación aparece la realidad depredadora: menos del 2 por ciento de las más de 50 mil hectáreas quedaran protegidas.
El área del cráter y una franja minúscula quedan en esta condición. La biodiversidad está asegurada se expresa ruinmente. Una porción mínima de toda el área. La pregunta es entonces qué pasará con la biodiversidad de las subzonas que plasman en el documento.
La realidad es que fuera del área núcleo, el documento prevee actividades productivas, con argumentos falaces y apoyado por científicos mercenarios, los recursos naturales quedan al desamparo. La figura de Área Natural de Protección de Flora y Fauna relaja la misión de protección y conservación del agua, del suelo, de los ecosistemas, de la biodiversidad; al mismo tiempo que simula proteger el área para enfrentar problemas actuales como el cambio climático. En un área que llámese como se llame “Parque Nacional” o “Área Natural de Protección de Flora y Fauna” es necesaria para la vida de todo el Valle de Toluca, frente al avance de la urbanización, de los asentamientos humanos de todo tipo.
El cambio motivado por intereses económicos de rentabilidad a corto plazo y producto de la ambición de unos cuantos, condena a todo el Valle a perder todo un complejo de recursos naturales prioritarios, esenciales para la sobrevivencia humana. El macizo forestal “llámese como se llame” es necesario para la población por su aporte:
de agua –líquido vital- (comercializado ya en una parte por empresas trasnacionales)
de aire puro, al tener zonas arboladas se permite el intercambio de bióxido de carbono por oxígeno
de suelo fértil que permite la conservación de la biomasa forestal, de los pastizales,
en cuanto a la conservación de la biodiversidad de flora y fauna, mucha de ella endémica de la zona. Biodiversidad que comprende especies que incluso favorecen a la industria farmacéutica.
estético al contemplar la majestuosidad y belleza de los innumerables parajes naturales que se ubican en la zona
a la conservación del microclima del Valle y amortiguamiento de los efectos perniciosos del cambio climático que nos llevan a tener fenómenos naturales “atípicos”: “lluvias atípicas”, “heladas atípicas”, “sequías atípicas”, etc. Atipicidad que también hay que reconocer muchas veces es presentado como justificante ante la mala ejecución de la obra pública (pavimentación, equipamiento urbano, etc).
A la identidad de los mexiquenses, el Nevado de Toluca es emblemático para el sentido de pertenencia, identidad y orgullo de la población del Estado de México.
El Nevado de Toluca bajo la acepción de “Parque Nacional” por más de medio siglo presentó omisiones en cuanto a su misión, eso no se debió sino a la indolencia y falta de sensibilidad, de cultura ecológica de parte de los encargados de proteger este bastión forestal. Hoy se achaca irresponsablemente su degradación y depredación a los campesinos asentados en el área. Cuando ni la Federación ni el Estado -cuando se le delegó la responsabilidad de su conservación- (en la década de 1980) trabajaron para realizar lo que la figura de “Parque Nacional” establece claramente en la normatividad.
Sin embargo, la situación de desamparo del Parque Nacional, tenía en todo momento, el sustento jurídico que apoyaba el criterio conservacionista, necesario para conservar la zona, necesaria para la vida humana y la conservación de la biodiversidad (flora y fauna).
El problema de su indefensión se sabe, data desde su declaratoria cuando no quedo resuelto el tema de la tenencia de los suelos. Desde la declaratoria como Parque la zona de más de 50 mil hectáreas vive el abandono. El Estado nunca indemnizó a los originarios habitantes de la zona, que aún viven en la zona declarada como Parque.
La historia del Nevado ha sido una historia de simulación y fracasos, de aprovechamiento de recursos por ciertos grupos allegados al poder. El gobierno estatal ha practicado un doble discurso, mientras decía que protegía la zona forestal en realidad la aniquilaba con la omisión y la falta de programas realizados.
En el papel y en los escritorios quedaron diversos programas sin seguimiento, sin evaluación de sus resultados. Sin pasar por alto la acción depredadora del mismo gobierno a través del organismo PROTINBOS, juez y parte en el saqueo de recursos maderables, pétreos y de suelo.
Con la declaratoria de Área Natural de Protección de flora y fauna los problemas continúan, y se acentúan, pues si con la figura de Parque Nacional, existía una limitante constitucional para los asentamientos, vialidades y actividades productivas. la figura de Área Natural de Protección de Flora y Fauna deja la puerta abierta para la depredación y la extinción de los disminuidos recursos naturales que aún existen.
Para muestra un botón: el documento en la pág. 2 expresa que aun cuando se decretó como Parque Nacional -que prohíbe expresamente el cultivo de terrenos- hasta esa fecha 2013 “se siguieron efectuando actividades productivas que ejercen presión sobre el área natural… la SEMARNAT de acuerdo al artículo 58 de la LGEEPA considero que cumple con los requisitos para ser definida como APFF…” Es un absurdo que por esta única causa se de un cambio de tal magnitud.
Esta aseveración es falaz ya que:
i) Al decretarse el área como Parque Nacional los asentamientos ya existían, en ese tiempo se habló de indemnizarlos para que salieran del área decretada como Parque. Y 77 años fueron insuficientes para resolver legalmente esta situación, nunca fueron indemnizados; y aún más grave, el propio gobierno los alentó a realizar actividades productivas, caso emblemático el cultivo de papa fomentado por el mismo gobierno estatal, la presencia de aserraderos de políticos, la labor destructiva de PROTINBOS, la práctica de “incendios provocados” para tener pastizales para la ganadería.
ii) Por otro lado si su interés es evitar las actividades productivas que “ejercen presión sobre el área natural”, ¿Cómo explican el que ahora bajo la figura de APFF se permitan diferentes actividades productivas? que contradicen flagrantemente el objetivo de proteger “Flora y fauna”, casua por la que se dio la recategorización.
Recordemos que el Nevado tiene una extensión de más de 50 mil hectáreas, donde de acuerdo a esta nueva figura en que se enmarca debería de haber protección de flora y fauna, la cual sobrevive gracias a los ecosistemas propios de la región. Las supuestas acciones para cada subzonificación son un rosario de buenos propósitos, reciclados de otros documentos; donde todavía bajo la figura de Parque Nacional, se “intentaba” conservar su riqueza natural.
¿Quién llevará a cabo tales acciones? Los campesinos obviamente que no, ahora son catalogados como la plaga mayor de la zona. ¿Las autoridades estatales? Ellas ya han demostrado fehacientemente su desinterés, su ineficiencia y su incapacidad para realizar la conservación y protección de los recursos y se han caracterizado por emprender tareas depredatorias apoyados en “criterios científicos”; v.gr. el derribo –la tala legalizada- de árboles ante la presencia del gusano descortezador. Craso error y simulación acorde a favorecer los intereses de las empresas madereras, que coincidentemente detentan directamente o en complicidad con particulares las mismas autoridades.
Las políticas ambientales nacionales e internacionales hoy abren un jugoso negocio para lucrar ahora también con los llamados “servicios ambientales”. Sin embargo, es información privilegiada que no hacen llegar a los “dueños del recurso”, a los campesinos, que siguen viviendo en condiciones marginales en pleno siglo XXI, dentro de un entorno con amplias posibilidades de desarrollo vía el empleo en labores de protección y conservación del entorno natural de la misma zona. Vía la capacitación, se ha desdeñando también el saber que tienen los campesinos de su bosque, de sus pastizales; se les sigue viendo con una mentalidad colonialista como simples peones.
Por ello es alarmante e irresponsable ante el compromiso de la vida que de entrada se defina una zona núcleo que será de protección y conservación de menos del 1.8 por ciento de la superficie total del Nevado. ¿Dónde queda la protección de la biodiversidad de flora y fauna, dónde las políticas ambientales para seguir obteniendo agua de este macizo forestal?
Cuando más del 98.2 por ciento se dedicará a actividades diversas que impactaran sobre los ecosistemas, sobre el hábitat de la flora y la fauna. La figura de APFF permite privatizar y urbanizar por completo el Nevado. La flora y la fauna se conservaran en el mejor de los casos con la implementación de un jardín botánico y un zoológico para que la sociedad conozca la flora y fauna endémicas que algún día tuvo el Nevado y que ante la depredación impulsada por el mismo gobierno se ha perdido.
Es una muestra de la ignorancia, de la ausencia de sensibilidad y cultura ambiental de los tomadores de decisiones, que han visto en el Nevado un filón a explotar sin importarles en lo mínimo la naturaleza y sus implicaciones para la vida en el Valle de Toluca, y en el área del sur del volcán, colindando con el estado de Guerrero.
Un área natural protegida lo expresa claramente es un área donde la infraestructura no puede darse. Ya en el siglo pasado observamos por ejemplo el daño al bosque causado por los “caminos de saca” construidos por el gobierno, escudado en que era algo necesario para los “verdaderos dueños del recurso”, para que sacaran sus productos agrícolas y se facilitará su comercialización y con ello elevar su nivel de vida. Absolutamente falso, permitieron sacar los recursos maderables de los aserraderos de los mismos políticos que se ostentaban en ese tiempo como “ecologistas”, y los dueños del recurso eran y siguen siendo la mano de obra barata que explotan su propia riqueza sin tener beneficio alguno.
Hoy en día siguen talando, extrayendo recursos maderables explotando los recursos aduciendo cuestiones de “sanidad forestal”. La presencia del gusano barrenador y del muérdago son normales en una zona forestada, se vuelven plagas cuando las condiciones ambientales son perturbadas. No se requiere derribar árboles sino por el contrario trabajar para lograr condiciones de sobrevivencia de los árboles y de los insectos.
El Documento borrador es sólo la constatación de cómo las autoridades que debieran ser responsables y garantizar un espacio necesario para la vida de todo el Valle de Toluca, siguen lucrando con lo más noble y sagrado que es la naturaleza. Nada nuevo pero si completamente condenable no sólo por su acción perniciosa sino por la manera en que la presentan como la acción que “salvara” ahora sí al Nevado de Toluca.
Esperamos la apertura requerida para que este bastión natural recupere y continué brindando los beneficios que la sociedad y la misma naturaleza merece.
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